Contacto: 914 075 060
Tienda física en CC Alcalá Norte

CERRADO POR VACACIONES ¡VOLVEMOS A ENVIAR PEDIDOS EL 2 DE SEPTIEMBRE!

Rompecabezas Morph’s Egg

Este juego parece ser un huevo normal, pero en cuanto empezamos a girarlo, pierde su forma y se convierte en un desafiante reto para conseguir recuperar su estado original.

¿Te atreves con él?

Apasionante rompecabezas para trabajar la lógica, la estrategia y la motricidad fina.

Dimensiones Tamaño de la caja: 12,5 x 10,5 x 10,5 cm.

Edad recomendada 9 a 99 años.

27,00 

1 disponibles

SKU NGS_523 Categoría

Descripción

Este producto se trata de un Rompecabezas Morph’s Egg. Este juego parece ser un huevo normal, pero en cuanto empezamos a girarlo, pierde su forma y se convierte en un desafiante reto para conseguir recuperar su estado original. ¿Te atreves con él? Apasionante rompecabezas para trabajar la lógica, la estrategia y la motricidad fina. Dimensiones Tamaño de la caja: 12,5 x 10,5 x 10,5 cm. Edad recomendada 9 a 99 años.

 

¿Qué es un rompecabezas?

Se trata de un juego de mesa cuyo objetivo es formar una figura combinando correctamente los lados de este que se encuentran en distintos pedazos o piezas planas.

El primer rompecabezas fue creado por John Spilsbury en 1760, un experto en el diseño de mapas. Lo hizo al montar uno de los mapas que había creado sobre un tablero de madera dura, recortándolo alrededor de las fronteras de los países. Esta creación fue usada en Gran Bretaña como pasatiempo educativo, inicialmente para enseñar geografía a los niños. La idea de su uso exclusivo en la enseñanza perduró hasta cerca de 1820.

Alrededor de 1900 nacieron los rompecabezas artísticos para adultos. Aquellos rompecabezas en madera cortados a mano se convirtieron rápidamente en uno de los entretenimientos favoritos de la alta sociedad. Era costumbre deslumbrar a las visitas con estos originales y elegantes pasatiempos, que por su singular belleza y exclusividad, pasaron a formar parte de la herencia y tradición familiar. Aquellos rompecabezas cortados a mano tenían un estilo peculiar llamado “push-fit”, empujar-colocar, por la manera en que debían ser montados: al seguir el corte, los contornos de la imagen y las áreas de color, las piezas , desprovistas de pomos, no se ensamblan entre sí como en los rompecabezas comerciales de hoy en día, sino que se acoplaban unas a otras de la forma más sutil. Así, los montadores, debían tener sumo cuidado ya que un movimiento repentino o hasta un estornudo podrían echar por tierra el paciente trabajo de toda una tarde.

Los rompecabezas artísticos para adultos, a diferencia de los infantiles, no incluían una imagen que sirviera de guía al montador, que debía contentarse con la sugerente referencia del título antes de sentarse a resolver el enigma tras el cual el artesano cortador había escondido el cuadro. Este era uno de sus alicientes y atractivos fundamentales: ir desvelando poco a poco, construyendo paso a paso la obra oculta, una obra de arte a la que una vez resuelto el rompecabezas le habremos prestado una intensa atención que nos hará conocer hasta sus más recónditos detalles.